Tres destinos recomendados por Atlántida Viajes para ponerse las botas

Cada vez es más frecuente realizar viajes con un objetivo concreto: ir a un concierto, al teatro, a un partido de futbol… incluso a comer a un restaurante. Ante esta tendencia al alza tanto entre jóvenes como el segmento sénior, Atlántida Viajes, la agencia de viajes de lujo a medida referente en España, ampliará a partir del año que viene su oferta con itinerarios que combinan lo mejor de la gastronomía y la enología. A continuación, tres de los más destacados:

Nueva Zelanda

A pesar de la tardía introducción de las viñas en el país, la tierra de la gran nube blanca ha conseguido hacerse un hueco dentro de la industria vitícola. El recorrido por las Antípodas pasa por Marlborough, en la isla sur, conocida por sus Sauvignon Blanc, y por Martinborough, en Wairarapa, que conquistará los paladares con su Pinot Noir. En la región de Hawke’s Bay, por otra parte, los viajeros se deleitarán con unos de los Cabernet Sauvignon referentes en el mundo.

Visitando pequeños viñedos en espectaculares paisajes a lo largo de todo el país y degustando premiados vinos en bodegas que han conseguido una gran reputación a nivel mundial, la completa ruta del vino en Nueva Zelanda permite empaparse de todo el espectro de sabores locales.

Argentina

Con la cordillera de los Andes como telón de fondo, la provincia de Mendoza, una de las regiones con más tradición vinícola de Sudamérica, aglutina la mayor producción de vino de toda Argentina. Con más de un millar de bodegas a sus espaldas repartidas por las zonas norte, este, sur y Valle de Uco, se ha convertido en la capital del Malbec e invita a los viajeros a realizar un viaje sensorial a través de unos sabores y aromas únicos. La bodega Antigal o la Casa Vigil El Enemigo prometen auténticas experiencias de inmersión en este mundo.

Además de turismo del vino, Mendoza es el destino soñado por cualquier amante de la naturaleza. El Parque Provincial Aconcagua, por ejemplo, es el lugar idóneo para realizar rutas de trekking. Durante los meses de invierno, las estaciones de esquí, como Penitentes, cobran protagonismo entre los más deportistas, mientras que en verano, el kayak, rafting o el cool river se vuelven más apetecibles aprovechando la geografía regional.

La escena gastronómica de Mendoza también da que hablar. El abanico de posibilidades, sobre todo en el sector cárnico, es más que amplio, pero si hay que elegir, quedarse con las empanadas de carne, el chivito mendocino o cualquier asado a base de achuras y chorizos será siempre un acierto.

Portugal

A priori, comer (bien) en Portugal nunca es un problema. No faltan restaurantes en Alfama donde degustar un buen plato de bacalhau o una pastelería con los clásicos pasteles de Belém recién horneados y rociados con canela. Hacia el norte, los viajeros que quieran conocer de cerca el proceso de elaboración del vino llegarán a Oporto, la capital mundial del vino. Irse de allí sin haber pisado alguna de sus bodegas, como la de Calém o la de Ramos Pinto, en Vila Nova de Gaia, sería inconcebible. ¿Su secreto mejor guardado? El aguardiente.

Al contrario de lo que sucede con Nueva Zelanda, la región vitivinícola del Douro es una de más antiguas del mundo y de visita obligada en cualquier escapada a Portugal, pues no es casualidad que la Unesco la haya declarado Patrimonio de la Humanidad.

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